miércoles, octubre 14, 2009

cruzando el charco, parte II


el martes amaneció tranquilo y fresco. la primavera no terminaba de llegar. nadie en la delegación escuchaba las radios ni leía los diarios. concentración absoluta. diego, que en sus épocas de jugador había hechado llave a prostíbulos completos dejando dentro a toda la selección con todo pago por su cuenta, había aplicado el mismo estilo pero esta vez orientado al partido. no entraba ni salía nadie. todos los jugadores convocados se movían solo de las habitaciones al comedor y a la cancha de práctica detrás del hotel. la concentración y el aislamiento eran absolutos. hasta los celulares había mandado sacar. austeridad. al fin y al cabo, solo pretendía, decía el, tener lo que se tenía en la cancha. la pilcha, la pelota, la comida en el estómago y la cabeza concentrada en el arco contrario.
esta vez era a todo o nada. si perdían el partido con uruguay, las consecuencias serían catastróficas. no solo significaba la renuncia de maradona como técnico sin siquiera haber podido formar un equipo. significaba también una catástrofe publicitaria para el país, para la afa, para su presidente en aquel entonces, el luego sospechosamente desaparecido julio grondona, y una merma en el ingreso de dinero no solo de la tan desacreditada asociación sino también de cada jugador. no valía en aquella época un jugador que iba a un mundial como aquel que no iba. y no hablemos de las estrellas sino del resto de los jugadores, del grueso. se jugaban mucho. el país se jugaba mucho, y después de lo acaecido con las papeleras y de los desplantes internacionales acusando a uruguay como un paraíso fiscal contaminador, no había en aquel entonces ni atisbo de que dicho país considerara colaborar con la causa argentina ni siquiera a cambio de dinero. para peor, uruguay tenía chances de ir al mundial. un equipo en aquel entonces sin estrellas pero con un pasado glorioso, huesped y campeón de la primer copa del mundo, sufría cada ausencia y cada fracaso en los mundiales como un espejo su situación actual. con lo cual la cosa se ponía complicada.
el hermetismo de maradona con respecto a quienes integrarían el equipo se fue haciendo evidente. era obio que era el capitan del barco y quería quedar solo en ese barco. hundirse o sobrevivir agarrado del timón aunque no supiera bien en que dirección apuntarlo. todo daba igual en aquel momento, asique como no tomar desiciones drásticas. si normalmente era de tomar desiciones novelescas, el momento se prestaba como nunca. si el equipo no clasificaba lo iban a matar en vida. a quitarle su corona. a bajarlo de la nube. a condenarlo a ser un mortal mas.
aquel miércoles por la mañana amaneció soleado. la selección apareció de sorpresa en montevideo a reconocer el estadio. el precio de las entradas sumado a la poca espectativa que generaba el partido en territorio argentino, basicamente porque nos gusta sufrir en familia, y no en un estadio en el extranjero, hizo que casi no hubiera argentinos en las afueras del estadio para vivar a los jugadores. solo se cruzaron con una caravana venida de tacuarembó en dos colectivos de línea un poco destartalados, quienes al principio los vivaron creyendolos el combinado local y que luego cambiaron en abucheos y bocinazos al darse cuenta que se trataba de la esquiva escuadra del país vecino. a las once de la mañana después de una hora de caminata sobre el césped y media hora de entrenamientos de coordinación y desplazamientos, maradona decidió volver al hotel, esta vez en la capital.
dicen que ese fué el punto clave. muchos jugadores recriminarían años mas tarde a la afa no haber asesorado mas estratégicamente a maradona en cuestiones logísticas. en el camino de vuelta hacia el hotel, los hinchas uruguayos que ya daban vueltas por los alrrededores del centenario decidieron frenar el paso del micro de la delegación argentina y obstruir y dificultar su vuelta al hotel. la guardia policial desapareció como por arte de magia y la vuelta al hotel del centro de montevideo demoró casi una hora. no solo eso, ahora toda la hinchada uruguaya sabía donde se alojaba la selección argentina en las horas previas al partido, oportunidad que no iban a desaprovechar.
no dejaron de cantar hasta las cinco de la tarde, cuando mediante un paupérrimo cordón policial lograron subir al micro en la puerta del hotel entre puteadas y escupidas de los uruguayos. se notaba la cara de miedo en los jugadores argentinos. se sentían solos. solos en el barco de diego. habían perdido la confianza en él. ni el mismo verón, acostumbrado a levantar equipos con su sola presencia, confiaba en su viejo amigo. no podía hacer nada para levantar los ánimos.
la caravana hacia el estadio no fué mucho mejor. maradona los hacía cantar y saltar a todos dentro del micro en un intento por compensar al faltante de gente, pero a dos cuadras del estadio el ruido exterior superaba los cánticos interiores y la poca brasa encendida se fué apagando.
no se sabe bien cuales fueron las últimas palabras del capitán mascherano o del entrenador diego maradona en aquel vestuario. aún hoy existe un hermetismo total. ninguna persona ajena al equipo titular o al banco de suplentes estuvo presente. solo maradona con sus supuestos gladiadores. se sentía el temblor en las tribunas y las arengas de los uruguayos en el pasillo de salida a la cancha. se tomaron las manos con los nenes que solían acompañar a los jugadores en esa época, y salieron al hervidero.
las jugadas del partido son anecdóticas. tanto repetirlas y verlas, que han quedado grabadas en cada uno de nosotros. los tres goles uruguayos en el primer tiempo. el remonte argentino en el segundo. la entrada de palermo, desesperado por embocar un gol. el empate de cabeza. el festejo, una vez mas y esta vez sin lluvia, de maradona. la última jugada uruguaya. la resbalada del arquero argentino y la pelota que se iba a la red. el estadio viniendose abajo de gente. las miradas perdidas de los jugadores argentinos, que no tenían consuelo. verón llorando desconsolado. maradona discutiendo con el entrenador uruguayo por un supuesto festejo en su cara. los manotazos, las corridas, las patadas. fué todo lo que se pudo ver por television. la imagen desapareció cuando los hinchas invadían el estadio a los saltos, pasando por al lado de los jugadores argentinos como si fueran objetos inanimados.
al volver la imagen, dos o tres argentinos intentando levantar a maradona, que estaba inmobil boca abajo en el pasto. el enjambre de hinchas todavía intentndo robar alguna prenda de los jugadres uruguayos. la lucha de los enfermeros por revivirlo. su imagen en la camilla desapareciendo por el tunel en un mar de gente descontrolada, corriendo para todos lados. nos habíamos quedado fuera. uruguay nos había dejado fuera de la copa del mundo con un gol en el último minuto, llevandose también a nuestro heroe viviente. algunos dicen que vieron una trompada, un botellazo, lo vieron agarrarse el pecho. en semejante descontrol nadie había visto nada en realidad. la televisión había decidido un corte prudente para evitar una imagen negativa y si existía algún responsable directo, no había sido registrado por ningún medio extranjero.
la reacción del gobierno local fué desinteresada. hasta hubo funcionarios que culparon al equipo visitante por las provocaciones. el presidente de venezuela retiró inmediatamente a su embajador de montevideo e hizo echar al colega de caracas. la argentina, ante la falta de una disculpa oficial por los terribles hechos, por la falta de protección del equipo y por la burocrática demora en el traslado del cuerpo del jugador mas grande del mundo, no solo retiró a su embajador, sino que cerró toda frontera con el uruguay hasta poder conformar una cumbre conciliadora. brasil se mantenía neutral, ya que en esa época de plena emergencia, el presidente de aquel entonces lula da silva, no estaba dispuesto a perder posiciones en el ámbito global ante una errada postura a favor de uno u otro contendiente. el gran juez mundial, estados unidos, no quiso intervenir. en el aquel entonces ya era controvertida la posición del jefe de gobierno del país del norte aceptando el premio nobel de la paz sin haber terminado con las guerras previas a su mandato, con lo cual un conflicto global sumado a mas cuestionamientos era lo último que necesitaban. europa carecía de intereses en el río de la plata, y bastantes problemas tenía con sus internas, ademas de que casi toda su flota militar se ocupaba de proteger a sus buques de carga de los ataques de piratas somalíes, asique tampoco se definió nunca de forma definitiva.
pero la gota que rebalsó el vaso fue cuando el gobierno uruguayo declaró perdido el cuerpo del gran jugador. varias administraciones se echaban la culpa, las fiscalías no lograban saber donde estaba, pero sobre todo, la inminente falta de disculpas del gobierno uruguayo hacia el gobierno argentino provocó la hecatombe.
argentina intimó a uruguay a encontrar el cadaver del ciudadano diego armando maradona en un plazo no mayor a treinta días, y facilitar su repatriación. uruguay rechazó esa intimación declarando que resistiría con todas sus fuerzas.
el bombardeo a montevideo comenzó exactamente tres meses después del trágico partido. un mes mas tarde, uruguay firmaba la rendición ante la superioridad numérica. ya a nadie en argentina le importaba el mundial de fútbol. casi nadie se daba por enterado de la cancelación del mundial de sudáfrica, la renuncia del suizo josef blatter como presidente de la fifa (sucedido luego por el magnate ruso roman abramovich) y la misteriosa desaparición del tesorero de la misma y presidente de la asociación de fútbol argentino, don julio grondona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como dice el gran pensador argentino. A Chuparla !!!